Yo sí Abandono
Nunca he sido buena para armar Legos , aviones, construcciones o cualquier tipo de juego que implique ensamblar piezas pequeñas ( y en mi cabeza complicadas). Cada vez que mi hijo de 7 años me pide ayuda para construir una nave espacial Star Wars , empiezo con toda la emoción de una mamá que quiere ser cool y demostrar que lo puede todo; pero no, después de 5 minutos, me siento perdida, hay muchas piezas, nada encaja, me sobran y me faltan piezas y termino sintiéndome una completa imbécil por no ser capaz de terminar un juguete básico creador para niños con menos de la mitad mi edad.
Así, exactamente así, me he sentido las últimas semanas leyendo las noticias sobre Venezuela, estoy perdida, me falta y me sobre información (al mismo tiempo), cuando creo empezar a entender algo, aparece una pieza nueva que no logra encajar, pero que demás tiene instrucciones distintas. Es un momento de frustración y estrés que necesita un acción precisa, la misma técnica que utilizo 5 minutos después de haber empezado con los Legos: el Abandono.
Quica es una acción cobarde o una falta absoluta de persistencia, yo creo que es un acto de conocimiento real sobre mi misma, sé hasta dónde puedo llegar. A veces, abandonar me evita frustraciones innecesarias, reduce mi nivel de estrés y me obliga a enfocarme en el aquí y el ahora, en las cosas que si están bajo mi control, en mi familia, en mis amigos, en mi país… desde otra perspectiva.
Saben cuántas veces al día me pregunto, que puedo hacer para ayudar a salir de la crisis en Venezuela? (me imagino que la misma cantidad que la mayoría de venezolanos en el exterior), pero, afortunada Yo, un día cuando menos lo esperaba me llego la respuesta que necesitaba por la vía más simple de todas: WhatsApps (la vida tiene formas misteriosas). Ese día me escribió mi madre, para, entre otras cosas, compartir las penurias de la supervivencia, pero (he aquí el meollo del asunto) terminó la conversación con la frase que inspiro este post: “hija, ustedes son los que me mantienen de pie, te amo”; ZAS ¡!! Me llego la luz. Entendí que yo no soy directamente responsable de cambiar grandes procesos políticos o decisiones de A, B o C, pero soy responsable de pequeñas acciones que pueden afectar mi felicidad, paz, o tranquilidad y de las personas que me rodean, y como soy fiel creyente del efecto mariposa, sé que eso contribuye a un bien mayor. No se trata solo de apoyo económico, se trata de generar en nuestros allegados, la convicción absoluta de que no están solos; se trata de ampliar la visión y enseñarles qué pasa fuera de las fronteras, dando mensajes de optimismo (aunque sea difícil), entregando perspectiva y haciéndoles sentir orgulloso del capital humano que está en otros lugares, trabajando por el país, demostrando con cada pequeña acción: protestas, reunión con organismos internacionales, notas de prensa; que definitivamente no están solos.
Por eso me propongo a mí misma intentar que las pequeñas acciones que sí puedo hacer, me hagan ganar tranquilidad en vez de estrés, sosiego en vez de caos; porque estoy convencida que con eso contribuyo a recupera el país que conozco y quiero de vuelta.
Espero que ustedes encuentren su manera de abandonar lo que no pueden cambiar.
Nota: no soy Coach, experta PNL o gurú emocional, solo comparto lo que últimamente me funciona de mejor manera a sobrevivir momentos duros.