En uno de esos muchos entrenamientos laborales que he recibido sobre comunicación, lograr objetivos, negociación efectiva etc etc, hubo una frase que recuerdo constantemente y no se especialmente por qué. El facilitador, explicando la reacción ante situaciones difíciles durante una negociación dijo algo como “está comprobado que el 98% de las palabras y acciones tienen detrás, una Buena intención”… me quede con la duda sobre la certeza de esa afirmación, y empecé, en ese momento mi investigación empírica con el sujeto mas fácil, lo obvio, el cabeza de queso, especialmente cuando dice una frase o hace algo que me hace agarrar una de esas transformaciones endemoniadas. Aproximadamente dos años después, estoy a punto (soy de cabeza dura) de confirmar que la frase es cierta, no hay mala intención detrás de sus acciones, aunque a mí no me gusten; es en la mayoría de los casos, cuestión de perspectiva, como lo ve él y como lo veo yo.
Como la mitad de la humanidad tengo varios días preocupada con las noticias sobre los terribles desastres naturales que están ocurriendo en algunas zonas del hemisferio, sintiendo especial afinidad con el Caribe y sur de USA, por la cercanía cultural que me une a estas áreas; y tengo la misma cantidad de tiempo pensando por qué me pasé un día entero de mal humor cuando no me gustó la pasta horrible que cocino “mi hobbie”; que problema tan tonto es una pasta!! pienso ahora cuando veo peligrar la vida de tantas y tantas personas. Definitivamente amplié mi perspectiva.
Ayer me toco llevar mi computadora al departamento técnico para una re instalación. Tenía varios meses sin pasar por ahí y al entrar con mi maravillosa sonrisa, le digo a unos de los chicos la típica frase: ¿cómo estás? me mira triste y me dice, no muy bien quieres un café?, (ya les he contado de mi cualidad para generar confianza y apertura en la gente), yo por supuesto le dije que sí. Me conto que su hijita de 9 meses, no ha comido nunca desde el día que nació y todavía no han encontrado ninguna explicación médica; en su casa están hundidos en la desesperación, su hija, lo que más quiere en la vida pesa solo 4 kg. Solo les puedo decir que se me partió el Corazón (se me salen las lágrimas mientras escribo) y creo que entendí por primera vez con toda mi alma, el poema de Andrés Eloy Blanco “los hijos infinitos” (si no lo han leído se los recomiendo) porque el que tiene un hijo tiene a todos los hijos. Llegué a casa preguntándome, por qué carajo me quejo tanto de todo y nada, cuando tengo las cosas más maravillosas que la vida pueda ofrecer. Hoy veo las cosas desde una nueva perspectiva.
Estoy convencida que el universo me habla, quizá nos habla a todos y algunos nos hacemos los tontos, pero Cuando tengo un momento Zen como ahora, solo quiero agradecer y pedirle a Dios que los problemas de todas las personas que me rodean sean tan insignificantes como los míos y cada vez que tenga un momento de locura/cuiama/demonio/Mumm-Rha, intentare recordar levantar la cabeza y mirar a mi alrededor para tener mejor visión de mi entorno, tomar distancia y logra obtener una mejor perspectiva. Este es básicamente un escrito para mi misma.
“Es un diente de león -dije. (...) -Lo sé. Hay quien ve en ella una mala hierba y hay quien ve una flor. Cuestión de perspectiva.” Kiera Cass