Me encanta el tema político, aunque no suelo discutir sobre ello. Soy amante de la democracia, aunque en tiempos recientes solo muestre su peor cara. Me gusta sobre todo tener Fe en los seres humanos y hoy les escribo sobre el futuro en el que creo.
En la mayor parte de América Latina se vive un momento de decepción, de desánimo, de apatía, y específicamente en mi país, Venezuela, se vive simplemente una pesadilla. ¿Cómo entonces levantarnos todos los días sonriendo cuando el futuro se vislumbra negro y trágico? Nos preguntamos todos los días los venezolanos.
Es preocupante el desconcierto en que se encuentra nuestra región, pero de todas las calamidades que acechan diariamente a mis compatriotas, una de las que más preocupa, es la falta de esperanza; la negativa a creer que un mejor futuro es posible, el pensar que la crisis nunca mejorara, el negarse a considerar que esto es un momento transitorio y que como cada coyuntura determínate de la historia (buena o mala), esta también pasara.
Es doloroso. Entendiendo el contexto de que el venezolano por naturaleza era optimista e inadecuadamente feliz; veíamos por ejemplo a la gente reírse en los funerales y hacer chiste de cada desgracia, el “bullying” en Venezuela, solíamos llamarlo chalequeo (broma) y abundaban los refranes positivos como “al mal tiempo buena cara” “Dios proveerá” “el tiempo de Dios es perfecto”. No hago en esta ocasión juicio de valor sobre si ese comportamiento era bueno o malo, solo señalo una verdad innegable.
Parece ahora que esa alegría irresponsable se acabó y en general los señalados culpables de este cambio son o el gobierno o la oposición (MUD); a mi sin embargo me asalta dudar sobre ese simplificado análisis.
El panorama político en Venezuela es tan complejo y confuso, que no se sabe quién es bueno o malo, quien maneja agendas personales o quien quiere el bien social, quien miente y quien no; yo personalmente no confío en ninguna de las partes, pero eso no significa que, primero, los culpe de todo lo ocurre y segundo, pierda la fe en el futuro; básicamente porque hay un tercer elemento en la ecuación que pocas personas se detiene a considerar y lo llamo: la responsabilidad personal. (O sea Mi Misma).
Estemos claros, como ciudadanos de a pie, no tenemos la capacidad inmediata de cambiar al gobierno ni a la oposición de turno, pero si podemos ayudar a generar un cambio más profundo, uno lento, pero que genera la real evolución de las sociedades, es ese cambio que empieza por nosotros mismo; por eso les dejo un mensaje claro: basta de superhéroes!; ya basta de creer que otras personas van a solucionar los problemas por nosotros, basta de creer que la MUD (Oposición venezolana) es la que va a generar un nuevo mesías que salve la tierra, basta de creer que algunos de los personajes mediáticos que hacen vida en el exterior, derrocaran, con la ayuda del superhéroes gringo, al malvado de Miraflores, basta de creer que una persona (tan humana como nosotros) va a cambiar el mundo.
Es tiempo de empezar una nueva historia de Venezuela, donde cada uno de nosotros asuma la responsabilidad que le corresponda, entiendo que el factor político es sin duda alguna importante, pero si tu no tienes influencia sobre las decisiones estratégicas actuales, te invito a enfocarte en lo que SI puedes cambiar.
Cada mañana me prometo a mí misma, ser mejor ciudadana, ser mejor madre y ser mejor venezolana, porque soy embajadora de mi país en cualquier lugar que visito; cada vez que escucho comentarios como “las latinas vienen a Europa a buscar marido”, no me ofendo, solo les doy 5 minutos para conocerme y cada uno se da cuenta que esa afirmación inicial no es cierta. Cuando me dicen que los venezolanos somos groseros, les trato con una sonrisa y cambio esa impresión del país. Cuando escucho que los latinos somos impuntuales, simplemente llego a tiempo; ya no paso un semáforo en rojo, no se me ocurre intentar sobornar a un policía para evitar en multa, mucho menos a algún otro funcionario público para agilizar un trámite. Muchos dirán: “si, pero en ese país las reglas funcionan”, pero les cuento, no empezaron a funcionar de un día para otro, el desarrollo, debe ser principalmente ciudadano, social y cultural; es hora de asumir la responsabilidad que nos toca y dejar de culpar al vecino mientras nos comportamos como idiotas.
El cambio que tanto queremos, no se inicia de manera expedita y no da frutos inmediatos, pero al final nos entregara, un mejor hogar, un mejor vecindario, un mejor país y un mejor mundo. Empecemos por decir buenos días, por respetar las reglas, por actuar bien sin mirar a quien, y ya veremos como SI empezamos a construir la patria que queremos, porque como diría Mahatma Gandhi "Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo."